Capitulo 5 : El arquitecto del nuevo comienzo.

Estuve dos días enterrando a los muertos. Me partía el alma tener que enterrar a mis padres, a Token, a el rey, a los ciudadanos. Fue muchísimo trabajo, la ciudad quedo hecha ruinas. Todo mi pasado fue destruido, pero hay alguien que está todavía estaba y que debía recuperar.
Volví a donde estaban los monjes, ellos estaban parados cada uno en una piedra, yo estaba sin mascara y por ende pudieron ver mis lagrimas en los ojos. Yo estaba con la cabeza gacha, mientras los monjes me decían uno por uno.
- Seguro fue muy fuerte para vos, hasta el más fuerte hubiera llorado. - Me dice uno de los monjes.
- ¡Te sentaste a la diestra de Slicer!- Dice uno de los monjes.
-¡Llevas su segundo nombre!- Dice otro monje.
- ¡Llevas la voluntad del trueno!- Agrega otro monje.
- ¡Aunque uses obscuridad, el cielo se alegro al saber que estás vivo! - Agrega otro monje.
- Eres el rayo de la esperanza - Grita otro monje.
- ¡Hijo!, ¡grítale tu palabra al dios del trueno! ¡Forja tu destino!. - Remata el ultimo monje de un grito.
Deje de estar con la cabeza gacha, en ese momento sentí algo dentro de mí, sentí un gran deseo de tener a la princesa, sentí que podía con todo.
-¡ Yo soy Shallow Slicer!.- Di un grito demasiado fuerte, tanto como el rugido de un tigre, con todas mis fuerzas, en ese momento un tremendo trueno cayó sobre mí, dispersando rallos. Todo el mundo sintió la tremenda fuerza que impacto sobre mí, todo el mundo de seguro escucho el tremendo sonido de la tronada.
- Shallow, el dios del Bantei, acepto tu propuesta. - Era Slicer, estaba enfrente mío. Y agrega pequeñas frases, que mientras seguía el concierto de rayos y tronadas, me las gritaba.
- ¡Gloria! ¡Honorifice! ¡Animus! ¡Bellator! ¡Adversa! ¡Incurro! ¡Ivadoria!¡Desideratus Fatum! -
Cuando termino su última palabra, todo se calmo... el cielo parecía feliz, habían mariposas.
Slicer, antes de desaparecer, me dijo en unas palabras muy calmadas.
- Por favor, recupera a la princesa, y siéntate a su diestra... Te lo encargo yo y todos los ciudadanos que están conmigo en el cielo. -
Era increíble, creyeron en mi desde el principio, sabiendo de la situación, sabiendo de que me tenía que enfrentar a la naturaleza misma, de que tenía un 99% de perder. Creo que ahora realmente entiendo lo que es la verdadera fuerza.
Los monjes tomaron una posición de reverencia hacia mí.
-Ahora vete, cumple con lo que tienes que hacer. - Me dijo el monje que estaba adelante de todos.
Me di la vuelta, me puse mi mascara y al segundo desaparecí, volví a Bantei para dar el último vistazo, el ultimo adiós. Fui corriendo hasta Rafnel. Ya era de noche cuando llegue, decidí ir corriendo simplemente por caprichito propio.
Vi a los guardias de ese lugar, ellos también me miraron, eran personas comunes como todas, pero tenían algo en particular, sus ojos y sus colmillos dentro de los dientes.
- Creo que tenemos a alguien que quiere entrar... ¡Un payaso! - Uno de los vampiros se empezó a reír, pero yo lo seguí mirando sin dar signos de nada. En ese momento se calma.
- Veo que tenemos un niño serio. ¡Muere! - Su velocidad era bastante, pero no era nada, lo esquive con facilidad y sus golpes también, ni siquiera tenía que usar mis manos, realmente los entrenamientos fueron demasiados buenos.
- ¿Terminaste de jugar? - Le digo seriamente. El otro vampiro se metió también a la pelea, pero el resultado fue el mismo... De un golpe los acabe, así que desenvaine mi katana Cola de Dragón, era pesada, pero tremendamente dura. Me fui hacia el centro de la ciudad para captar toda la atención. Era increíble todos me miraban con unos ojos rojos, algunos los tenían azules, y estaban sedientos.
Empezo la batalla, toda la ciudad se avalanzo hacia mí, y sin problemas los iba acabando uno a uno, decidi terminar con esto y active mi Speed Essence. Los iba matando a todos a una velocidad increíble, mientras los iba contando, parecía que estuviera todo en cámara lenta o yo era demasiado rápido... es decir, me movía a la velocidad de la luz prácticamente.
- 150, 500, 764,1839, 2540, 4000, 6541 - Los iba contando gradualmente mientras iba acabando con ellos. Después de una hora y media, había dejado la aldea sin vida y di el ultimo numero de conteo.
- 1030458- Dije en voz baja. O ellos eran tan débiles, o yo realmente me había vuelto demasiado fuerte. A pesar de destruir la aldea, matar a todos los vampiros y buscar por todos lados, la princesa no estaba en Rafnel.
- Donde estarás Sheryl... - Agregué en voz baja.